En un testimonio ante un tribunal federal que dejó atónitos incluso a los observadores más experimentados, la icónica Wendy Williams subió al estrado y pronunció lo que muchos llaman la declaración más explosiva en la historia del entretenimiento. Sus declaraciones juradas, reportadas por Inner City Press, desenmascararon un oscuro ecosistema de silencio, intimidación y abuso sistemático en la industria musical y mediática, nombrando nada menos que a Diddy, Jay-Z e incluso a Oprah Winfrey.
“Nunca Mentí” – El Momento de Rendición de Wendy
Tras décadas de ser retratada como la reina del chisme y agitadora de la industria, Wendy Williams, conocida por sus comentarios sin filtros y su agudo instinto, ya no estaba en la radio. Estaba bajo juramento.
“Esto no era un segmento. Era un ajuste de cuentas”, comentó un observador de la sala mientras Wendy se sentaba ante el jurado, tranquila y reflexiva. No estaba allí para los titulares. Estaba allí para la verdad.
Con correos electrónicos impresos, transcripciones de radio y cronogramas en mano, Wendy declaró: “Nunca fui desordenada. Nunca estuve amargada. Nunca mentí”. Acusó a Sean “Diddy” Combs de librar una guerra encubierta contra ella durante años, utilizando amenazas, veto y manipulación mediática para silenciarla.
Acusaciones contra Diddy: Desde la veto a los rituales de “expulsiones”
El testimonio de Wendy presentó a Diddy como una figura poderosa que operaba con impunidad. “Estaba protegido. Todos lo sabían”, declaró. “Di algo sobre Puff y tu teléfono sonaba en una hora”.
Según Wendy, hablar abiertamente tuvo un precio: patrocinios cancelados, acuerdos de sindicación cancelados e incluso enfrentamientos físicos. Recordó haber sido expulsada de su estudio por miembros del grupo femenino Total, supuestamente enviadas por Diddy después de que ella las criticara en directo.
Pero lo que realmente conmocionó al tribunal fue su relato de las infames “expulsiones”, eventos que ahora son centrales en la acusación federal. Teléfonos confiscados, acuerdos de confidencialidad firmados, habitaciones asignadas y asistentes médicos supuestamente en espera. “Esto no era socializar”, dijo Wendy. “Esto era depravación organizada”.
Incluso mencionó entrevistas anteriores, incluyendo una con Karen “Superhead” Stephens, quien describió las fiestas de Diddy como inducidas por las drogas y coercitivas. “Lo repetí en antena una y otra vez”, dijo Wendy. “La verdad era demasiado dura para ignorarla”.
Jay-Z y Foxy Brown: Una cronología inquietante
Wendy no se detuvo en Diddy. Se centró bruscamente en Jay-Z, alegando que su relación con el rapero Foxy Brown, que entonces tenía 15 años, no solo era inapropiada, sino que se vio facilitada por una industria que hizo la vista gorda.
“¿Se acuerdan de Foxy Brown?”, preguntó Wendy al jurado. “Ella tenía 15 años. Jay-Z tenía 27. ¿Por qué un hombre adulto escribía letras sexuales para una niña?”.
Fue más allá, haciendo referencia a los rumores de una cinta perdida que involucraba a Jay-Z, Foxy y el actor Jamie Foxx, una cinta que desapareció después de que robaran la casa de Foxy. “¿Coincidencia? Creo que no”, dijo.
Wendy afirmó que su propia caída comenzó cuando denunció esta dinámica en directo. “Perdí patrocinadores no por ser descuidada, sino porque tenía razón”, afirmó con firmeza.
Cassie Ventura: Control, Vigilancia y Miedo
Una parte importante del testimonio de Wendy se centró en Cassie Ventura, exnovia de Diddy. Wendy afirmó haber advertido sobre la relación desde 2008, citando el control obsesivo del magnate.
“Ella tenía 19 años. Él rondaba los 40”, dijo Wendy. “Eso no es amor. Es influencia”.
Relató haber oído hablar de Diddy apareciendo sin invitación en hoteles, controlando el teléfono de Cassie y aislándola de sus redes de apoyo. “No solo amaba a Cassie, sino que la poseía. Y cuando ella se liberó, se volvió peligroso”.
Wendy afirmó haber emitido un vídeo de Cassie estremeciéndose durante una entrevista años atrás. “La gente lo llamaba nervios. Yo lo llamaba trauma. Nadie la escuchaba”.
Una campaña de silenciamiento que duró décadas
Desde las cancelaciones de invitaciones a BET hasta las quejas ante la FCC, Wendy describió una larga historia de ser metódicamente excluida por la misma industria que una vez ayudó a moldear. “Diddy no solo quería detenerme, quería borrarme”, dijo, mostrando correos electrónicos impresos de agencias de relaciones públicas que explícitamente cortaron relaciones con ella siguiendo instrucciones de Diddy.
Hizo referencia a una entrevista de 2009 con el exartista de Bad Boy, Mark Curry, autor de Dancing with the Devil, quien calificó a Diddy como “la sombra que arruina a la gente”. Según Wendy, esa entrevista desapareció de los archivos de la estación poco después.
“Había una lista”, reveló. “No estaba escrita, pero todos la conocían. Gente de la que no se podía hablar. Si rompías la regla, pagabas”.
El fin de un encubrimiento
En un cierre escalofriante, Wendy recordó a la sala: “No se habla de hombres como Diddy y uno sale limpio. Lo sabía, pero no sabía hasta qué punto llegaría”.
Sus últimas palabras iban dirigidas directamente al jurado:
“Este juicio no es el principio. Es el fin de un encubrimiento. Llevo 20 años dando la voz de alarma. Por fin la han oído”.
Y en un último comentario que promete aún más consecuencias, advirtió:
“Esto no se trata solo de Diddy. Se trata de un ecosistema que lo protegió, e incluye nombres que se suponía que nunca se escucharían en un tribunal: Tyler Perry. Oprah Winfrey…”.
Mientras este testimonio explosivo resuena en el mundo del espectáculo, una cosa está clara: Wendy Williams, durante mucho tiempo burlada y difamada, podría haber revelado uno de los mayores encubrimientos de la cultura pop moderna.