EXCLUSIVA: La impactante decisión de Trump de “despedir” mediáticamente a David Muir y George Stephanopoulos — lo que está planeando deja a todos preguntándose…
Washington D.C., 30 de abril de 2025 — En un movimiento sin precedentes que ha encendido las alarmas en el mundo del periodismo político, el expresidente Donald J. Trump ha tomado una medida drástica y simbólica: romper toda relación comunicacional con dos de los rostros más emblemáticos del periodismo estadounidense, David Muir (ABC News) y George Stephanopoulos (ABC y exasesor de Bill Clinton).
En un comunicado emitido desde su cuartel de campaña en Mar-a-Lago, Trump anunció que ni Muir ni Stephanopoulos serán invitados ni acreditados para cubrir sus actos de campaña, entrevistas, ruedas de prensa ni ningún evento oficial o informal relacionado con su equipo. “Han dejado de ser periodistas, ahora son activistas con micrófono”, reza el documento.
Una decisión que va más allá de lo personal
Aunque a simple vista puede parecer una represalia personal, expertos aseguran que se trata de una estrategia más profunda y calculada. Trump ha sido históricamente crítico con la prensa convencional —a la que califica reiteradamente como “enemiga del pueblo”— pero esta vez parece haber subido el tono, tomando acciones específicas contra figuras que representan el “periodismo institucional”.
David Muir, conocido por su estilo sobrio y profesional, ha mantenido altos niveles de confianza pública, mientras que Stephanopoulos, más incisivo y políticamente explícito, ha sido blanco frecuente de las críticas de Trump desde su primera campaña en 2016.
La acción del expresidente no implica una censura directa —ya que no tiene poder formal sobre los medios—, pero sí constituye un mensaje claro de quién es considerado “amigo” o “enemigo” en el relato trumpista. Se trata de una exclusión selectiva que busca consolidar una narrativa sin cuestionamientos incómodos.
¿El nacimiento de un “imperio mediático Trump”?
Fuentes cercanas al círculo íntimo del exmandatario han insinuado que Trump estaría más cerca que nunca de lanzar su propio conglomerado mediático, una idea que ha circulado desde su salida de la Casa Blanca. Algunos lo comparan con un “Fox News 2.0”, pero bajo control directo de Trump y sin los filtros editoriales que a veces lo han frustrado en cadenas ya establecidas.
El proyecto incluiría una plataforma de streaming, un canal de televisión por cable, y una red de podcasts y boletines informativos diarios, todo centrado en amplificar el mensaje trumpista sin interferencia de los “medios tradicionales manipuladores”, como él mismo los define.
De materializarse, este ecosistema mediático no solo serviría como herramienta electoral, sino como una estructura permanente de poder ideológico y narrativo. Sería el siguiente paso lógico tras el éxito de su red social Truth Social, que ya cuenta con millones de seguidores activos.
Reacciones inmediatas: polarización total
La reacción no se hizo esperar. Mientras las bases más fieles del expresidente celebran la exclusión de Muir y Stephanopoulos como una “victoria contra el establishment corrupto”, diversas asociaciones de prensa y organizaciones defensoras de la libertad de expresión han emitido comunicados de preocupación.
“La deslegitimación selectiva de periodistas pone en peligro la salud democrática de cualquier nación. Este tipo de listas negras mediáticas son propias de regímenes autoritarios”, denunció la Sociedad de Periodismo Profesional (SPJ, por sus siglas en inglés).
Incluso algunos comentaristas conservadores han advertido que este tipo de medidas podrían terminar aislando aún más a Trump de votantes moderados, que valoran la pluralidad informativa.
¿Y qué dicen los aludidos?
Hasta el momento, ni David Muir ni George Stephanopoulos han emitido declaraciones públicas sobre la decisión de Trump. Sin embargo, fuentes dentro de ABC News aseguran que ambos están “sorprendidos pero no intimidados” y que continuarán ejerciendo su labor con la misma rigurosidad profesional que los ha caracterizado.
El silencio de ambos periodistas podría ser una estrategia deliberada, dejando que los hechos hablen por sí solos y evitando entrar en el juego de confrontación directa.
Un juego de poder mediático rumbo a 2024
Todo esto ocurre mientras Trump lidera ampliamente las encuestas internas del Partido Republicano y se perfila como el candidato casi inevitable para las elecciones presidenciales de 2024. Su control del discurso, tanto en redes como ahora en medios, podría ser clave para movilizar su base y neutralizar cualquier oposición informativa.
Más que una simple ruptura con dos periodistas, lo que estamos presenciando podría ser el inicio de un nuevo capítulo en la relación entre política y medios en Estados Unidos: una donde el líder busca ser, al mismo tiempo, el emisor, el mensaje y el medio.