EXCLUSIVA MUNDIAL – ÚLTIMA HORA: El aterrador secreto del pánico – Cassie rompe el silencio sobre la misteriosa “Piscina de Aceite para Bebés”, el traje siniestro y la orden escalofriante que la dejó congelada en una habitación de hotel: “Debes entrar”

Por Valeria M. Castañeda | Redacción Especial Investigativa – 16 de mayo de 2025

Un lujo que se tornó pesadilla

Lo que comenzó como una invitación exclusiva a un evento de bienestar y autocuidado terminó en una experiencia al borde de lo surrealista, que muchos ya califican como una forma moderna de tortura psicológica encubierta. La influencer Cassie Monroe, de 27 años, conocida por su imagen limpia, mensajes de salud holística y una comunidad de más de tres millones de seguidores en Instagram, ha roto el silencio con una denuncia que estremece: una experiencia en un lujoso hotel de Los Ángeles, marcada por el miedo, la manipulación y un silencio que, hasta ahora, nadie había osado desafiar.

En un testimonio grabado entre sollozos y lapsos de visible angustia, Cassie describe una escena digna de una película de horror psicológico, con elementos que evocan prácticas sectarias, control mental y un supuesto experimento de “inmersión sensorial”, cuyos límites éticos no solo fueron borrados: fueron pisoteados.

La llegada: ambiente de glamour, con trasfondo sombrío

Cassie fue contactada, según sus palabras, por una firma internacional emergente del sector wellness, que prometía presentar “una experiencia transformadora” con nuevas tecnologías de relajación. El evento tendría lugar en un hotel cinco estrellas, reservado por completo para la ocasión.

“Todo parecía normal al principio. Había recepcionistas sonrientes, ambientación zen, aromas suaves… pero también había algo raro en el aire. Miradas demasiado fijas, silencio excesivo entre el personal, como si todos supieran algo que tú no sabías.”

La joven fue conducida al piso 12 por dos asistentes, quienes no emitieron palabra alguna durante el trayecto. Ya en la habitación, lo indescriptible:

Una escena sacada de un experimento social extremo

“La habitación estaba fría, insonorizada, iluminada con una luz azul que hacía todo parecer irreal. En el centro, una piscina inflable gigante. Y no de agua. Era aceite para bebés. Espeso. Brillante. Iba del suelo hasta casi mis rodillas.”

A un costado, sobre una silla metálica, reposaba un traje de látex blanco, ajustado al cuerpo femenino, acompañado de una nota mecanografiada:

“Póntelo. Debes entrar.”

Según Cassie, no había cámaras visibles, pero sí espejos bidireccionales, ventiladores que apenas emitían sonido y una extraña sensación de estar siendo observada desde algún punto indetectable. El horror se intensificó cuando intentó abandonar la sala.

La figura sin rostro y la frase que paralizó a miles

“Un hombre alto, con traje oscuro y auriculares, me cerró el paso. No gritó. Solo lo dijo una vez, pero fue suficiente para helarme la sangre: ‘Debe entrar. Ya comenzó.’”

Cassie, que sufre de ansiedad clínica desde su adolescencia, sintió cómo su mente entraba en un estado de pánico absoluto. Su corazón se aceleró, la visión se nubló. Apenas pudo simular un desmayo para que finalmente una asistente médica la sacara del lugar.

Desde entonces, según relata, ha recibido correos electrónicos ambiguos, llamadas desde números ocultos y mensajes que le “recomiendan amablemente” no hablar del incidente públicamente.

¿Experimento psicológico encubierto o manipulación de alto nivel?

Diversos expertos en psicología del comportamiento consultados por este medio han reaccionado al testimonio de Cassie con preocupación.

“Todo apunta a un tipo de inmersión experimental que busca llevar al límite la percepción y la voluntad. El uso de elementos infantiles como el aceite para bebés no es casual: evoca vulnerabilidad. El traje, la orden impersonal, la ambientación: son tácticas de deconstrucción psíquica”, asegura el Dr. Emilio Herrera, psicólogo clínico especializado en traumas inducidos por manipulación ambiental.

Algunos van más allá y mencionan la posibilidad de un experimento financiado por conglomerados interesados en medir los niveles de sumisión, resistencia emocional y respuesta corporal ante situaciones límite… todo, bajo el disfraz de una experiencia “premium”.

Silencio corporativo, ruido social

La marca organizadora del evento —cuyo nombre Cassie aún no ha revelado públicamente por miedo a represalias legales— no ha emitido declaraciones oficiales. Sin embargo, capturas filtradas por presuntos asistentes revelan que más influencers recibieron instrucciones similares: usar el traje, ingresar al líquido, y “esperar la guía interna”.

Mientras tanto, las redes sociales han estallado. El video de Cassie superó los 15 millones de visualizaciones en 10 horas, y hashtags como #PiscinaDeAceite, #CassieCuentaLaVerdad y #WellnessOscuro se han mantenido en tendencia global. Psicólogos, activistas, y hasta legisladores han comenzado a exigir una investigación formal sobre lo ocurrido.

¿Y ahora qué? ¿Cuántos más callan?

Cassie ha anunciado que se retirará indefinidamente del mundo digital. En su último mensaje escrito, compartido en su historia de Instagram, dejó una reflexión inquietante:

“Si algo me pasa, ya saben dónde buscar. Lo que viví no fue un accidente. Fue diseñado para romperte por dentro.”

Mientras tanto, el mundo observa en shock una verdad que, hasta ahora, permanecía oculta bajo capas de marketing, espiritualidad artificial y lujo vacío: que el bienestar, sin ética, puede convertirse en una jaula invisible.